Superanny en el pediatra (1)

El otro día fui a la consulta del pediatra. Y claro, la mayoría tal vez ni lo piensen, pero yo me di cuenta que a partir de ese momento, mi vida iba a estar rodeada de niños desde otra perspectiva totalmente diferente. Niños con los que mi hija iba a jugar, ¡mi hija! Ya no se trataba de peques a los que podía yo comentarles algo, si no que ellos iban a ser amiguitos (o no) de mi niña. Con ello, me vino a la cabeza lo importante que es educarla bien, para que sepa relacionarse con ellos. Pero eso no fue lo único que pensé. También soy consciente que tener un hijo nos abre a los papás a otro mundo de relaciones sociales.

Ahora conoceré a otros papás que llevan a sus hijos a la escuela de Jana, luego al colegio, a sus extraescolares, al parque… ¡Y qué importante será que congeniemos! 

Siempre habrá gente que encaje contigo… supongo. Lo iré viendo y os lo iré contando.

Pero de todo eso no pretendía yo hablar hoy, si no que quería contaros mis pensamientos de esos diez minutos en la sala de espera.

Os voy a hablar de dos madres, dos madres con sus dos hijos.

La primera nena era pequeña, tendría unos 3 años. Su madre entró con el móvil en la mano y no se despegó de él hasta un minutito antes de que la llamaran. Fue realmente triste para mí, ver como esa nena, adorable por cierto, intentaba jugar con su madre y ella le decía que se portara bien. ¿Os habéis preguntado alguna vez qué es portarse bien? Puede que aproveche este hilo para otra entrada, por qué da para mucho. La cuestión es que la nena no sabía lo que era portarse bien, lógicamente, y por ello quería jugar, pero a su madre eso no le parecía que estuviera bien, puesto que no la dejaba leer sus mensajes o lo que quisiera que estuviera haciendo. Al final, le dijo a la peque que “¡te vas sola y ya está!” A lo que la nena, muy obediente ella, se fue sola. Cuando la madre se dio cuenta, que casi me toca a mi decirle, se fue diciendo… “¡Y que se va sola!” ¿Qué esperabas, mamá, si tienes una hija maravillosa? (por qué se le veía la bondad en los ojos) Y por supuesto, vino el reproche de, “¿dónde ibas? Te estás portando fatal”, pero por suerte vino una segunda parte, “a ver, ¿qué llevas en el bolso? Venga, dame el juguete” Y se puso a compartir tiempo con ella. Y ahí fue cuando ya se estaba portando bien (¿la madre o la hija?). 

Esto da para muchas reflexiones, pero en esta ocasión, voy a dejar que cada papi reflexione solo.

Luego entró otra mamá con su hijo. Más mayor. Gritando. Llorando no. Gritando. Pero mucho, ¿eh? Con este si que me nació intervenir. Le dije que no pasaba nada. Su madre me cortó enseguida diciendo que siempre grita, que no le gusta el médico, mientras le pasaba la mano por la espalda y le decía al oído todo el tiempo: “Ya está hijo, ya está”. Cuando se callaba, su madre paraba de mimarle, y “casualmente”, volvía a gritar, entonces su madre le volvía a abrazar fuerte con su “ya está, hijo mío, no pasa nada, shhhhh”. Era una rueda. Callaba, su madre paraba, gritaba, su madre mimaba y otra vez empezaba de nuevo.

En ambos casos, los nenes pedían atención. La primera nena, de una forma inconsciente y tranquila, su carácter era más independiente y su madre estaba claro que no le dedicaba tanto tiempo, con lo que la peque había aprendido a arreglárselas solita, que oye, no está mal. En el segundo caso, la madre se adelantaba a las necesidades del nene, dándole incluso lo que no necesitaba, haciendo que muchas situaciones, no sepa afrontarlas solito. 

En cualquier caso, vi demostrado, una vez más, la importancia de dar la atención justa y necesaria en cada momento de la vida de los niños. Debemos enseñarles a ser autónomos y a hacer cosas solitos, pero tampoco podemos dejar de entender que son personitas que requieren de nuestra atención en muchos momentos.

¿Sabemos dar la atención que requieren sin pecar de exceso o de defecto?

La foto no es del día que os cuento. Es de la primera visita de Jana, a la que fuimos los dos tan emocionados, y al llegar, nos dijeron que solo podía entrar uno. Primeros tiempos del coronavirus. 

A lo lejos podéis ver a Jorge esperando en la puerta, pobrecito. La pediatra se portó fenomenal y pudimos hacer la consulta los dos, puesto que le pusimos en llamada con altavoz, de alguna forma, estaba con nosotras. 

#Superanny #pediatra #familia #mamádeJana #instamamis 

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