Nuestra política de hoy, nuestro futuro de mañana

 De todos es sabido que nuestros políticos de hoy han perdido nuestra confianza. Todos, o casi todos los partidos políticos están manchados de irregularidades, robos e infracciones a costa de los ciudadanos que les votamos.

                  Sin embargo, siguen siendo quienes nos gobiernan. Se toman medidas, más o menos justas, sobre ellos pero sus partidos siguen llenos de gente, trabajando para nosotros, quienes pueden ser unos nuevos delincuentes, o no.

                  ¿Y en el futuro? Nos gobernarán, sean del partido que sean, los adolescentes de hoy, y más adelante, los pequeños que tenemos a nuestro alrededor.

                  De nosotros depende nuestro propio futuro. De nosotros depende como vayan a ser esos futuros gobernantes, que hoy tenemos entre nuestros niños.

                 

                 

                  Y yo me pregunto… hemos perdido la confianza, cierto, pero, ¿debemos perderles también el respeto? ¿Debemos insultarles, hablar mal de ellos sin saber del todo la realidad de la situación? ¿Debemos mostrar a nuestros futuros gobernantes, que es un empleo digno de insulto? ¿O tal vez deberíamos enseñarles lo importante que es dicho trabajo y por ello mostrarles el máximo respeto para que así lo vuelvan a convertir?

                  Debemos ser muy conscientes que ese ejemplo que mostramos ante nuestros hijos, es lo que van a aprender como adecuado. Si insultamos a una persona, ellos insultarán, si no respetamos, ellos no respetarán, si mostramos violencia u odio, es lo que ellos harán.

                  Pienso que la política es un empleo complicado, con muchas tentaciones y muchas facilidades para caer en ellas, y no por ello justifico todo lo que vemos en las noticias, si no todo lo contrario. Es por ello que valoro en gran medida esos dirigentes que no se dejan influenciar ni corromper, esos que de verdad son luchadores por mejorar nuestra sociedad, sean del partido que sean. Y de esos los hay, también, en todos los partidos, al igual que de los otros.

                  Creo que nos equivocamos cuando perdemos el respeto y la educación hacia cualquier persona, pero creo que hacerlo hacia las personas que dirigen un país, nos guste su forma o no, es la mejor manera de demostrar nuestra poca tolerancia y nuestra falta de valoración hacia la inteligencia que les ha llevado hasta llegar ahí. Sea el partido que sea, estamos demostrando mucha menos inteligencia perdiendo el respeto hacia ellos.

                  Debo recordar, una vez más, que son nuestros niños de hoy los que dirigirán este país mañana, y que somos nosotros los que les estamos dando las claves para hacerlo. Podemos elegir el insulto y las malas formas, o el respeto y el diálogo. De nosotros aprenderán la manera de relacionarse con los demás.

                  Sin ninguna duda, debemos enseñar a nuestros niños a defenderse de las injusticias, a apartarse de personas mal influyentes, a decir NO ante un mal acto. La forma que lo hagamos es el debate en este post.

                  Podemos hacerlo a través de la violencia y la intolerancia, enseñándoles a “devolverse” con insultos y golpes… O podemos enseñarles a dialogar y explicar su punto de vista desde la tranquilidad, apartándose de las injusticias y denunciando con valentía aquello que vean que no es correcto.

 

                  Por mi parte, creo que la falta de educación y respeto, así como la violencia (física o verbal) no está jamás justificada. Creo que eso es lo que debo trasmitir a los pequeños de los que me rodeo y no dejar que la diferencia de ideología permita o justifique dichas faltas.

                  Como adultos, tenéis en vuestras manos vuestro futuro y el de vuestros hijos. De nosotros depende el país de mañana que formamos hoy, los dirigentes que tengamos y la forma de funcionar que tengan.

                  No olvidemos que ovejas negras ha habido y siempre habrán, pero intentemos dar todo de nuestra parte para que haya las menos posibles, y del mismo modo, que el respeto y educación sean una máxima prioridad en los valores que trasmitimos a los nuestros.

                  Debo insistir en que la crítica es necesaria, pero si lo hacemos desde una forma constructiva, seguramente será mejor. Pienso que la clase política es cuando más ayuda necesita para volver a tener esa confianza que todos queremos. Y para ello, no podemos quitar importancia a su labor, si no trasmitir a los pequeños que “esta persona no lo ha hecho bien” o “eso que hace no me gusta”, sin insultar ni menospreciar que, seguramente, bajo las formas de entender la vida de esa persona, está haciendo lo que considera mejor. Porque para eso es la política, para mejorar el funcionamiento del país y para dar ideas. Nuestros niños deben entender que es un empleo importante, aunque en estos momentos, muchos lo hayan hecho mal, pero necesitamos limpiar ese colectivo para que nuestra confianza vuelva a resurgir. Del mismo modo que debemos formar personitas educadas y que respeten a los demás, piensen lo que piensen y hagan lo que hagan.

 

                  Solo reflexionaba. Gracias por leerme.

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