Mi hija es muy pequeña

              ¡Qué adorables son los niños! Y de repente, entras a un tren y ves a un niño llorando porque no quiere sentarse en el asiento… Y no puedes leer tranquilo, ni dormir, ni hablar por teléfono… ¡No soporto a los niños! Y de repente, entras a un restaurante y ves una familia comiendo tranquilamente, sin gritos y risas… y piensas… ¡qué niños tan monos!

                Vas por la calle y ves de repente un niño corriendo delante de su padre… ¿porqué no responde ante el PARA del adulto? Un niño al borde de un escalón que cae después de que se le advirtiera que no caminara más… Un niño que le quita el juguete a otro y no quiere devolverlo. Un bebé que grita porque su padre considera que ya ha tomado demasiadas chuches. Un niño que llora en el supermercado (muy típica) porque su mamá no le quiere comprar su capricho.

                ¿Adorables o insoportables? ¿Por qué esa diferencia? ¿Qué tienen de diferente los niños bien sentados, adorables y con los que puedes ir al fin del mundo a esos con los que te da miedo salir a la calle porque no sabes cómo responderán?

                Y la respuesta es fácil. Los LÍMITES. Y no los míos, ¿eh? Que aquí podemos entrar en el eterno debate de que educamos todos, y hoy en día lo más típico es cuestionar a los maestros y todo lo que hacen.

                ¿Sabéis? Si yo le hubiera dicho a mi arquitecto que la puerta la quería más alta, y me hubiera dicho que no podía ser… tal vez le hubiera cuestionado. Pero si cinco arquitectos me hubieran dicho lo mismo… ¿tal vez debería pensar que estoy equivocándome?

                ¿Y si le digo a un doctor que mi enfermedad no es esa? Podría acudir a otro, ¿cierto? Pero, ¿y si tres doctores coinciden en el diagnóstico?

                Vivimos en una sociedad en la que el papel de educar es cuestionado por todos. Y tranquilos, estamos acostumbrados… Pero el que pierde, no es más que el que cuestiona, porque al fin y al cabo, los hijos no son nuestros. Sin embargo, invito a que cada uno de los padres que cuestiona a los maestros, pregunte a otro del gremio, incluso a dos, tres, ¿diez? Que haga una estimación sobre la misma cuestión, y analice los resultados, tal vez así consigamos ganar credibilidad.

                Pues como iba diciendo, los LÍMITES son la base de cualquier educación. Y como todo, aquí es donde cada uno de los padres tiene la opción de decidir cuáles escoge enseñar.

                Tal vez a un padre le parezca adecuado que su hijo coma de pie en la silla, adelante. O que corra por la calle sin parar. ¿Qué grite para pedir las cosas? Bueno, como digo, cada uno puede poner los límites donde quiera.

                Por otro lado, queridos adultos, permitidme que me sorprenda cuando un niño consiga lo que quiere con malos modales, gritos o lloros. Con esta entrada, lo único que pretendo deciros, es que decidid lo que queráis, pero llevadlo a cabo. Porque tal y como el niño aprenda a pedir y a conseguir las cosas, es como actuará en un futuro.

                Desde las escuelas vemos niños acostumbrados a hacer lo que quieren. El perfil siempre es el mismo. Niños dominantes, con mal carácter, que no saben asumir un error, que se derrumban ante una equivocación y que cuando crecen, creen que el mundo está a sus pies y les domina la soberbia. Niños que creen que nada ni nadie puede pararles y que solo ellos tienen siempre la razón. Si, queridos, esos niños insoportables de los que hablábamos al principio. Esos niños que ya son difíciles cuando son pequeños, que no saben estar en el exterior de su casa sin hacer lo que quieren. Y no es cuestión de edad, si no de educación.

                No hay edad para los límites. Tu hija no es muy pequeña. SI HAY LÍMITES PARA CADA EDAD. No podemos pretender que un niño de dos años se mantenga quieto pintando más de cinco minutos, no podemos exigir a un niño de tres que aguante toda la comida quieto, es posible que los niños de cinco años no estén preparados para ver una película de hora y media. Hay otros límites, los que cada edad requiere, que SI son capaces de asumir.

              Así que, padres del mundo, no digáis que vuestro hijo es muy pequeño para comportarse, porque todos los niños aprenden a ser adorables. Solo tenéis que ser comprensibles con la edad que tienen y exigirles los límites adecuados para cada edad. ¿Y cuáles son? Principalmente los que os permitan llevar la vida que vosotros decidáis con ellos presentes. Los límites que hagan vuestra vida fácil y feliz. Los que cuando le digáis un NO, asuman y sigan tranquilamente con su día. Y para esto, no hay más edad que la que cada niño tenga, porque la educación empieza desde que nacen.  

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