La verdad que no siempre he sido una persona ordenada. Diría, de hecho, que de pequeña era un maldito desastre y muy muy desordenada. No sé por qué. Mi madre se empeñaba en enseñarme la importancia del orden, pero yo no lo llevaba innato.
Tal vez con el tiempo, con la educación, con la edad adulta… no sé muy bien por qué, me he hecho más ordenada, aunque no todo lo que me gustaría.
Intento mantener las casa aseada, dejar las cosas en su sitio, mantener un ritmo de sueño higiénico… También intento tener horarios en cuánto a hacer ejercicio y trabajo. Lo dicho, no siempre lo consigo… entiendo que como la mayoría.
Sea como sea, ahora tengo un bebé. Y aunque ya lo tenía claro como maestra y educadora, me doy cuenta de lo realmente importante que es para Jana mantener sus horarios. Y eso que aún tiene (casi) cinco meses y el horario de sueño no lo tenemos tomado a tope. Pero si el de las comidas, baño y sueño nocturno, y la verdad que es genial.
Los beneficios de mantener rutinas son innumerables, pero intentaré destacar los más destacables para ello.
Cuando un peque sabe lo que va a venir después, le ayuda a tener su mente organizada y podrá, cuando crezca, mantener ese orden en su vida. Le estamos dando una organización mental gracias a la repetición de las acciones de forma diaria. También les ayudamos a que desarrollen la constancia por las cosas que quieren o les mostramos que a veces hay que hacer cosas que no queremos para alcanzar objetivos. Les estamos dando las herramientas necesarias para luchar por lo que quieren desde que son pequeños.
Si día a día vamos haciendo las mismas pautas, nuestros hijos entienden que hay unas normas que debemos respetar, luego ya hablaremos de saltárnoslas, pero de momento, les enseñamos que hay pautas a seguir en la vida en general. Saber lo que viene después tiene muchos beneficios ya por sí mismo, entre ellos, elimina ansiedad y desconcierto, además de desarrollar la responsabilidad, puesto que ya van asumiendo qué cosas deben ir haciendo en su día a día, les guste más o menos.
¿A quién le gusta esperar? Creo que a nadie, solo que unos lo llevamos peor que otros, jejeje. Tener la rutina de ver la tele (por ejemplo) de 19:00 a 19:30 hace que tengan claro que no siempre todo es cuándo ellos quieren, si no que en ocasiones, en esta vida, hay que esperar.
En definitiva, los hábitos adultos no son más que el desarrollo de las rutinas, que se adquieren y se nos quedan como acciones habituales.
Si no lo haces por todos esos motivos tan positivos para tu peque, hazlo por eliminar las luchas de poder constantes y los desafíos que se nos presentan. No tendrás que pelear por ver la tele o jugar, puesto que tu peque te sorprenderá diciéndote que “ahora eso no toca, toca lo otro”.
No lo pienses más, comienza a establecer rutinas, el momento ideal para iniciarlas es desde la primera noche de hospital cuándo nacen, pero no te preocupes, siempre estás a tiempo de empezar.
Recuerda también que tú no siempre mantienes esas rutinas, sáltalas de vez en cuándo y enséñale que siempre siempre hay excepciones.
Cuándo sea mayor, te lo agradecerá.