Ni tú ni yo nos podemos quejar. Empezamos sin náuseas, sin vómitos, sin angustias… Unos poquitos dolorcillos suaves y primer trimestre pasado. Eso si, dormir mucho.
¡No me imagino a las pobres que encima lo sufren a tope!
El segundo trimestre tampoco lo llevamos mal. Yo diría que el mejor. No beber tampoco nos costó. ¿Quién lo hubiera dicho? Con lo que tú y yo hemos sido…
Amiga, ahora viene lo bueno. No tengo idea si te pasará lo mismo, pero para mí, el tercer trimestre, fue agotador.
Empecé a engordar todo lo que no había engordado. Hasta la semana 23 solo sumé 3 kg, pero ahí cogí carrerilla. Yo comía lo mismo, de verdad que sí, pero la señorita empezó a coger peso y yo líquido. Ya me viste… por Dios, parecía una mesa camilla. Un día, de repente, mis tobillos habían desaparecido, no sé dónde fueron, pero no volvieron hasta meses después.
La espalda me dolía a rabiar. Inicio de ciática. En todo momento me decía: “Cómo te despistes, salgo”. Al final no se hizo ver del todo.
Tuve una crisis enorme y no me podía mover apenas. Un fisio un día, al día siguiente peor. Otro fisio distinto, ya mejor. ¡Qué dolor! Era en las costillas. Algo se había quedado ahí. ¿Tal vez Jana? Ni idea, pero a mí me dolía hasta llorar.
Fui cada día, prácticamente, a la piscina. Allí era el único sitio donde podía sentirme ligera. Ponía el pie en la escalerita para salir y oye, me venían de repente los 15 kg encima, ¡cómo costaba salir!
No me quiero quejar de dormir, por qué dormí bastante bien, pero olvídate de dormir de un tirón, los pipis no te dejan respirar. Y cuidadín con salir a caminar a partir de la semana 35… ¡que te pille siempre un baño cerca!
Hasta el moño.
Precioso era sentirla, notar como se movía por dentro. Ver incluso tu propia tripa moverse. Ahí está tu hijo. Y te va a decir ¡hola! Si, eso sí es maravilloso.
¿El resto? Sobrevivir.
Cambia tu cuerpo, no te conoces. Cambia tu energía, tu humor. Muchas cosas que hacer, a veces con ganas, otras no tanto. Pesadez, hambre o no.
Te desconoces. ¿te gustas? Yo solo me gusté el segundo trimestre. El primero los cambios que iba sucediendo me hacían verme muy mal. Se me iba la cintura, pero no tenía tripa, qué cuerpo más extraño. El tercer trimestre era ya exageración. No encontraba la comodidad ni el disfrute por ningún lugar.
Jorge me tenía que ayudar a levantarme del sofá y de la cama como si de una grúa se tratara. La otra opción era levantarte a uno por hora y haciendo una fuerza bestial. En la cama pillarás el truco, ya verás, yo rodaba como si tirarse en plancha se tratara y luego ponía, corriendo, los pies en el suelo. Toda una aventura cada vez.
Pasará. Y te habrá valido la pena. Y lo repetirías mil y una vez si fuese necesario para tenerle en tus brazos.
El parto para otro día, amiga. Ya si eso cuando tú lo hayas pasado. Que un poco más de lo mismo, pasará, y habrá valido la pena. TE LO PROMETO.
No sé si somos excepciones en el mundo, pero no creo que a todas las mujeres les parezca tan bonito como cuentan. Sinceramente, creo que por alguna extraña razón, quieren mostrar al mundo que tener un hijo es lo mejor, y así es, pero el camino hacia ello, no es un camino de rosas, ¿estás de acuerdo? Sigo sin entender, y ahora ya puedo hablar, lo bonito que le encuentran y lo precioso que dicen que es el embarazo. Lo dicho, precioso es sentirle, poco más. Al menos para mí, no ha sido sencillo.
Solo quería decirte que lo vivas lo mejor que puedas, que pasa y vale la pena. Que disfrutes con tu chico, que pronto volverás a enamorarte de forma distinta de él. Que sí, que todo cambia, y tú de repente tienes una cosita pegada a ti 24 horas, y entonces es cuando has olvidado todo lo que ahora estás pasando, TE LO PROMETO.
Te quiero, loca. Y tengo mil ganas de verte, de veros. Y mil ganas más de pasear siendo seis.
Súper abrazo.
Els embaraços cada un els vius d una manera, lo que està clar es que siguen com siguen mereix la pena per tenir als pitufos!! ❤️❤️
Per supost!!! Segur que totes estem d’acord amb això!!! Gràcies!!!