Todos tenemos unas ganas tremendas de salir a la calle. Todos tenemos aún más ganas de ver a la familia. Seguro que se os ha pasado por la cabeza… “seguro que ya no estamos infectados, con tanto tiempo confinados…” Y bueno, puede que sea así, pero… ¿y si no?
Estos días hemos sido presentes de gente irresponsable y nada consciente de lo que estamos viviendo. Algunos nos hemos indignado viendo gente charlando en el parque, niños jugando a fútbol, peques interaccionando entre ellos…
Debemos reprimir nuestra impaciencia y nuestras ganas de vivir, nuestros deseos de compartir tiempo con los nuestros (no sabéis cuánto he llorado). Debemos, aunque nos pese, cumplir las normas.
Puede que muchos estéis en desacuerdo de ciertas obligaciones que hemos de cumplir, incluso seguro que muchos pensáis que las distintas autoridades no están haciendo bien las cosas, y puede que sea así, o no, pero no podemos colaborar en la desobediencia, sencillamente, por que provoca caos.
El incumplimiento de las normas nos arrastra a incitar a otros a hacer lo mismo, y sencillo de empatizar, ¿qué pasaría si todos lo hiciéramos? Aunque aún nos queda mucho trabajo por hacer, hemos avanzado mucho con el confinamiento y tenemos al bichito casi controlado, ¡sigamos haciendo caso de lo que nos piden!
Nuestros peques absorben todo lo que ven. Si nosotros no cumplimos, estamos creando ciudadanos que no cumplen las leyes, y éstos no suelen acabar bien. Seamos adultos formales y colaboremos con la contención.
Si aún así todo esto no te convence… ¡piensa en la multa! Sería triste que así fuera, pero si es lo único que te hace cumplir… a los que sí somos conscientes, ¡nos sirve!
¡Feliz llegada a la fase 1! ¡Aquí estamos emocionados!
Sigamos cumpliendo. Esto es cosa de todos.