Tú eres su mayor ejemplo

Seguro que sí te has dado cuenta de lo que influye tu comportamiento en el de tus hijos.

 

Muchas veces pensamos que no nos escuchan, que no nos hacen caso. ¿Y la verdad? Puede que sea así. Lo que pasa que aunque esto ocurra, lo que sí tienen todo el día “encendidos” son los ojos.

 

  • Cada acción que tú haces, ellos la ven.
  • Cada cosa que tú crees que no, les influye.
  • Cada día que pasa, aprenden de ti.
  • Cada gesto que haces, se les queda.
  • Cada mirada, la aprenden.

Los pequeños actos que pasan inadvertidos por nuestra parte como adultos, son huellas que les vamos dejando.

 

Siempre podemos mirarnos a nosotros mismos, nuestro propio ejemplo. ¿Cuántos gestos o palabras repites de las personas con las que te criaste? Sin darnos cuenta, poco a poco y con el tiempo, vamos siendo más conscientes de todo lo que nuestros mayores nos han influido. Con nuestros peques ya está ocurriendo… y seguramente, no nos damos cuenta y no le estamos dando importancia.

 

Nadie es perfecto, todos tenemos cosas maravillosas y cosas que nos gustaría mejorar. ¿Por qué no ponerse a ello… desde ya? Nuestro propio aprendizaje y crecimiento nos ayudará a ser mejores, sin duda, pero también a nuestros minis.

 

Reflexionemos…

 

  • ¿Qué esperas de ti mismo?
  • ¿Qué aprendizaje le quieres dejar?
  • ¿Cuáles son las cosas que no quisieras que aprendieran de ti?

Es momento de dar un paso más y trabajar nuestra propia persona.

 

¿Empezamos?

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