Hoy he tenido convivencia con mi clase y la de siguiente nivel. Hemos trabajado el amor. Y con ello, he pensado en los últimos acontecimientos y en lo que nosotros, desde nuestras casas, podemos hacer.
Las personas que trabajamos con niños, nos damos cuenta que sus reacciones ante un insulto o un golpe, es la venganza inmediata, con actos violentos. Defenderse le llaman. La defensa a un ataque. «Él empezó primero».
He escuchado muchas veces a padres decirles a sus hijos: “Tu no pegues primero, pero si te pegan, devuélvete”
Queridos padres, entiendo que no queráis criar hijos débiles que ante una amenaza se sientan desprotegidos y sin recursos, pero en un mundo lleno de violencia, lo que debemos evitar es la guerra. Nuestros niños no serán más fuertes por pegar mejor, si no por reaccionar de forma inteligente ante cualquier situación.
En estos últimos días, han ocurrido muchas cosas en nuestro mundo, y de ellas debemos extraer conclusiones.
Nuestros niños viven guerras. Pequeñas, en su nivel, pero guerras. Todas las guerras empiezan por algo pequeño e insignificante.
Creamos en la importancia de la palabra. Enseñemos a nuestros niños a defenderse, claro que sí, pero mediante el diálogo. Mostrémosles que no van a solucionar nada si devuelven un golpe, si no otro golpe, y con ello otro y otro. En cambio, si ante un golpe, devuelven una palabra inteligente, un gesto de cariño o una pregunta de porque les hacen eso, puede que hagan pensar a su adversario… o tal vez no, pero al menos, no aumentarán la ira y la furia que posee, dejándole bloqueado.
Enseñemos a los niños que la violencia no es un recurso apto, ni siquiera para la defensa. Digámosles que la violencia no tiene excusa, no se puede justificar de ninguna de las maneras, y que quien la usa, es porque no tiene más recursos, pero podemos mostrárselos. La educación es la herramienta más útil para evitar esas guerras que vemos en los medios. Todos podemos colaborar en este mundo a evitarlas, desde nuestro día a día. Todos conocemos niños y todos nos encontramos en discusiones adultas a diario en nuestros trabajos. Aprendamos a evitar los insultos, las malas formas y las peleas… a través de la palabra.
Con todo esto, en ningún momento pretendo decir que sea fácil. La ira nos invade y la espontaneidad hace que nuestras reacciones no sean las más adecuadas, pero… todos debemos aprender a manejar nuestras emociones, y crecer, tengamos la edad que tengamos.
Todos podemos evitar la guerra.
Empecemos por nosotros mismos… y sigamos con nuestros pequeños.